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Lucky: Una víctima más

  • Foto del escritor: ecoteltv1
    ecoteltv1
  • 11 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Foto: Gabriela comparte buenos momentos con los animales.



En un lapso de cuatro años, Gabriela Vargas (20 años), estudiante de Veterinaria de la Universidad Nacional de Loja, junto a la Fundación Huellas han rescatado aproximadamente a 40 perros callejeros.


El reloj marcaba las 09AM del día sábado, las nubes aún no despejaban al astro rey, y Gabriela ya empezaba su misión. Mientras hacía inspecciones con Cristian García (dirigente de la Fundación Huellas) en domicilios, que funcionan como hogares temporales, ubicados en el barrio Daniel Álvarez, al suroeste de la ciudad de Loja; recibieron una llamada del Ecu 911, informando acerca de un perro que se encontraba refugiado en los baños públicos, localizados en el Parque Infantil.



Sin pensarlo dos veces, Gabriela y Cristian tomaron un taxi e inmediatamente se dirigieron al lugar, observaron la escena de su alrededor, hasta que sus ojos pudieron divisar el lugar que para el canino era su única morada, los baños públicos. Existían dos baños y un lavabo, debajo del último, divisaron aquella mirada triste, lejana y profunda de un inocente ser vivo que ha sido objeto de un lamentable destino.


Era un perro que tenía cerca de tres años y medio, pequeño, de raza mestiza y pelaje color negro. Sus ojos, reflejaban el estado de ánimo de su alma; mientras la mirada de Gabriela se conectaba y entendía plenamente el dolor de animal.


Lo tomó en sus brazos, y lo llamó Lucky, a pesar del miedo que corrompía su frágil cuerpo lastimado, no se resistió, el corazón ya le decía que a partir de ese momento su vida cambiaría. Al marcarlo, Gabriela observó en el muslo derecho una herida muy grave, dejándose notar el fémur que se confundía con el pelaje y la sangre ya coagulada; producto de un atropellamiento. Gabriela encendió su mente, analizó su periferia, detuvo la mirada en un cartón y lo desarmó convirtiéndolo en camilla.

Entretanto, el reloj ya marcaba las 12 del día, sin un rastro de nubes en el cielo azul, se trasladaron a la Veterinaria “Cat Dog”, ubicada en la avenida Universitaria y calle Alonso de Mercadillo. El veterinario, amigo de los animales, chequeó al débil Lucky; la pierna estaba sostenida con un tendón débil, le aquejaba un desgaste de tejidos y las probabilidades que vuelva a caminar, eran muy pocas.


Esta noticia quebrantó el corazón de la heroína, y al escuchar esto, Gabriela se retiró de la pequeña sala, como no fue un rescate planeado con anterioridad, nadie podía hacerse cargo por el grave estado de salud de Lucky.


Gabriela, dándose tiempo entre sus estudios y el trabajo que realiza en la heladería “Koppos”, llevaba a Lucky a la veterinaria dos veces al día, la primera a las 09 am y la última a las 15 pm, en cada chequeo se le retiraba las vendas para que se regenere el músculo, era difícil marcarlo, pues, el tendón se extendía y producía dolor.


Pasó así por una semana en ir y venir sin perder la esperanza de su pronta recuperación, hasta que llegó el día viernes, aproximadamente a las 18h00 PM, cuando el sol ya se ocultaba, Gabriela recibió una llamada que sería la causante de humedecer sus mejillas por las lágrimas que estaban a punto de caer; Lucky había padecido un paro cardíaco de dolor, según la medicina animal, los perros alcanzan un punto en el que el dolor es tan fuerte en dónde no sienten nada.


Su rescatista con un sinsabor al no lograr salvarlo, se propuso seguir en la lucha contra el maltrato animal, siendo así, una heroína sin capa y la voz de los que no tienen voz.


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